«He aquí, yo os envío como a ovejas en medio de lobos; sed, pues, prudentes como serpientes, y sencillos como palomas.»(Mateo 10:16)
«Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi camino.» (Salmos 19:105)
«Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir.» (Juan 16:13)
El ser humano está a un paso de entrar en la eternidad, donde no habrá oportunidad de decidirse por la redención que ofrece Dios por medio de Jesucristo. Cuanto más avanza el tiempo hacia el final del mundo que hoy conocemos, más actual e impresionante se nos presenta la Biblia.
Los tres versículos arriba son una prueba de ello.
Vivimos tiempos peligrosos y muchas veces sentimos desesperación porque oímos tantas cosas que no sabemos en cuáles creer. Si nos vamos al campo de las predicaciones, profecías, doctrinas, etc., la cosa empeora mucho, puesto que los hombres han usado la Biblia y el nombre de Dios para verdaderas atrocidades, y todas «justificadas» o «respaldadas» por versículos Bíblicos.
¿Cómo nos defenderemos de los lobos y seremos prudentes? Los anteriores versículos nos dan la respuesta: teniendo siempre la Palabra de Dios como luz para caminar y contando con el Espíritu Santo, quien nos desvelará toda la verdad. En Él, sin duda alguna, podemos confiar.
Está bien que nos congreguemos, que escuchemos predicaciones de personas «ungidas» y «famosas», etc., pero todas ellas tienen que pasar por la criba de la Palabra de Dios y el Espíritu Santo.
Tenemos que aprender a discernir entre lo santo y lo profano y entre lo limpio y lo no limpio (Ezequiel 44:23).
Si se supone que los hijos de Dios somos sal y luz en este mundo, ¿cómo podemos andar como los que no tienen luz ni saben discernir?
Veamos un ejemplo práctico: muchos predicadores de esos que «aman a Israel», nos animan a contribuir con la construcción del Templo, aunque ni Jesús ni los discípulos nos hayan dejado ninguna instrucción al respecto en el Nuevo Testamento.
La Biblia nos dice en Hebreos 4:14: «Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión.» Y «hecho sumo sacerdote para siempre» (Hebreos 6:20)
«Todo sumo sacerdote está constituido para presentar ofrendas y sacrificios» (Hebreos 8:23) «Pero estando ya presente Cristo, sumo sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta creación, y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención.» (Hebreos 9:11-12)
Si la Biblia dice que:
- Jesús es Sumo Sacerdote para siempre,
- el Sumo Sacerdote está constituido para presentar ofrendas y sacrificios y
- por Su propia sangre entró Jesús una vez y para siempre en el Lugar Santísimo,
La pregunta, a la luz de la Biblia aquí es: ¿quién es el Sumo Sacerdote que pretende nombrar Israel para el Templo que está construyendo y cuál exactamente es el sacrificio?
Recordemos: debemos ser prudentes. La Biblia es lámpara que ilumina por dónde debemos andar y el Espíritu Santo nos guía a toda la verdad.
Estamos en medio de lobos y en tiempos peligrosos. Por ello, debemos aprender a discernir entre lo santo y lo profano y lo limpio y lo no limpio (Ezequiel 44:23).