Cuando los discípulos le preguntaron al Señor Jesús cómo saber cuándo volvería, Él les dio una serie de señales. De cada una habló una sola vez, salvo de una de esas señales, de la cual habló tres veces en Mateo 24 y dos en Marcos 13: la proliferación de falsos ministros, que engañarían si posible hasta a los escogidos.
La Biblia advierte que en los últimos días habría un gran incremento de falsas doctrinas y falsos ministros, que harían enfriar el amor de muchos, trayendo como consecuencia la apostasía. (1 Timoteo 4:1; 2 Tesalonicenses 2:1-3)
Jesús dice que no nos dejemos engañar. Es decir, es NUESTRA RESPONSABILIDAD ser cuidadosos con lo que oímos y creemos.
Estos días he recibido una circular de oración por España, un movimiento que se viene consolidando desde 2009. Este artículo no tiene por objeto tirar piedras contra personas, pero sí destacar cómo debemos ser cuidadosos con lo que oímos, creemos y oramos.
La tal circular sugiere que los hijos de Dios hagamos una vigilia de acción de gracias por el año pasado, aprovechando que el 21/09 empieza el año nuevo del calendario religioso judío. Esa parte termina con lo siguiente: «La celebración comienza con el sonido del cuerno de carnero, llamando al pueblo a la reflexión, el autoexamen y a retomar al camino de la justicia. Un buen llamado para nosotros también, ¿amén?»
En principio no parece haber nada malo en ello…, salvo que los que fuimos hechos hijos de Dios por el sacrificio de Cristo YA SOMOS JUSTIFICADOS y no necesitamos celebrar fiestas anuales para reflexionar y tratar de «retomar el camino de la justicia».
Esto que parece muy piadoso, no lo es. Es gravísimo, porque niega la obra de expiación de Jesús en la cruz. Este tipo de «sugerencia» da la idea de que una y otra vez, cada año, debemos reflexionar sobre nuestros pecados y volver a tratarlos con Dios, cuando Jesús dijo: «Consumado es».
El sacrificio por nuestros pecados fue CONSUMADO de una vez por todas en la cruz y, si Dios ha borrado nuestros pecados, ¿qué hacemos volviendo a hurgar en ellos? Esto es anti bíblico y una ofensa al Señor Jesús, Quien CONSUMÓ la expiación una vez y para siempre. (Hebreos 9:12)
Dice la Biblia: «Ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.» (1 Corintios 6:11)
«¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica.» (Romanos 8:33)
Sigamos con el mensaje de este movimiento «de oración»:
«Desde el Día de Las Trompetas, el 21, y hasta el Día de la Expiación, el 30, se abre un periodo de 10 días, los Días Temibles. Temibles, de tribulación, aflicción, quebrantamiento y arrepentimiento de todo pecado. Son un preludio del gran juicio de Dios al que nos enfrentaremos. Apartemos estos días para santificarnos.»
¡¡Dice quien escribió esta circular que nos enfrentaremos al gran juicio de Dios y que apartemos estos días para santificarnos!!
Claramente esta persona está en lo que dice Pedro en su segunda carta, capítulo 2:1-3: «Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina.
Y muchos seguirán sus disoluciones, por causa de los cuales el camino de la verdad será blasfemado, y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas. Sobre los tales ya de largo tiempo la condenación no se tarda, y su perdición no se duerme.»
La situación de los israelitas que practican la religión judía es una: ellos han rechazado al Cordero Redentor. Otra situación muy distinta es la de los hijos de Dios, que sí creímos en su sacrificio expiatorio, que nos libra de la ira venidera.
Decir que los hijos de Dios nos enfrentaremos al gran juicio de Dios es blasfemo, porque niega el sacrificio de Jesús en la cruz. Justamente el Padre envió al Hijo a enfrentarse a tan terrible muerte para que todos los que en Él creyéramos fuéramos salvos de tener que enfrentarnos a Su ira.
«El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él.» (Juan 3:36)
«Estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira.» (Romanos 5:9)
El autor de la circular sugiere también que apartemos esos días para santificarnos, cosa que también es blasfema, ya que Dios dice sobre los que somos Sus hijos por el sacrificio de Cristo: «Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.» (1 Corintios 6:11)
Al final de la circular dice su autor: «Padre, recibimos el regocijo de tu perdón, la seguridad de tu favor y nuevas fuerzas para obedecer tus mandamientos. Hacemos confesión por el pueblo español.»
En principio esta frase pudiera parecer dar la vuelta a lo que dijo anteriormente. Pero no es así. Fijémonos que declara recibir «fuerzas para obedecer a tus mandamientos».
La Biblia dice que al hombre es imposible guardar los mandamientos de Dios. De hecho, cualquiera que intente guardarlos, está negando el sacrificio de Cristo en la Cruz y, al haber infringido uno solo de los mandamientos, ha quebrantado toda la Ley. ¿A qué apunta esta persona fomentando en la gente la idea de «obedecer los mandamientos»? Eso es religión.
TODA religión niega la obra de Jesús en la cruz y por lo tanto es BLASFEMIA.
Finalmente, dice el autor de la circular que «hacemos confesión por el pueblo español».
La Biblia dice que «El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.» (Marcos 16:16)
Una característica muy marcada en estas falsas doctrinas que son el fundamento de esta circular, es el uso de situaciones del Antiguo Testamento para justificar sus afirmaciones, ignorando/negando la obra de Cristo.
Daniel hizo una confesión por su pueblo. Lo que pasa es que el pueblo de Israel tenía un pacto con Jehová, cosa que el pueblo español no tiene.
Dios había dicho al pueblo de Israel que si se humillase y orase, Él los oiría y sanaría su tierra. Ese era el fundamento de la oración de Daniel. Pero incluso en ese contexto había una condición que el pueblo español, como conjunto, no cumple: se tenían que convertir de sus malos caminos. (2 Crónicas 7:14).
Dios dio al ser humano libre albedrío y eso conlleva RESPONSABILIDAD. CADA persona es responsable de su salvación, ya que cada uno tiene que tomar la decisión de si se arrepiente de sus pecados o no, si pide o no perdón a Dios, si se humilla ante Él o no y, principalmente, si CREE o no.
Si otra persona pudiera tomar esa decisión por todo un pueblo de una nación, la Iglesia ya habría sido arrebatada. Con que orara uno, sería suficiente.
Si Jesús dijo que había que predicar el Evangelio a TODA CRIATURA, ¿quiénes son estos «ministros» para inducir al pueblo a hacer otra cosa distinta, en este caso «hacer confesión por el pueblo español»?
En conclusión: en este pequeño estudio hemos comprobado cómo una sencilla circular puede inducir al pueblo de Dios a error: el inmenso error de negar la obra de Cristo y de llevar a la gente a pensar que orar puede sustituir la predicación del Evangelio.
Jesús no nos mandó orar para que se conviertan los que no lo conocen, sino que nos mandó IR Y PREDICAR EL EVANGELIO.
Todo lo demás, sobra. NO estoy en contra de la oración, pero sí de hacer las cosas según ha mandado el Señor Jesús, Cabeza de la Iglesia, y no según modismos inventados por aquellos que con apariencia de humildad introducen encubiertamente doctrinas destructoras.
Pablo, escribiendo a los colosenses, manifiesta su preocupación por los que estaban en Laodicea. Acordémonos que los de Laodicea eran aquellos que creían que no necesitaban nada, pero el Señor dice que son desventurados, miserables, pobres, ciegos y desnudos. Les dice que unjan sus ojos con colirio para que vean, porque son ciegos.
Pablo advierte: «Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo.» (Colosenses 2:8)
Sin duda, esta circular está llena de herejías destructoras que muchos están siguiendo y que acaban haciendo que el camino de la verdad sea blasfemado. Los que siguen a estas falsas enseñanzas están colaborando para incrementar la apostasía que, recordemos, dará paso a la manifestación del anticristo.
«Nadie os engañe con palabras vanas, porque por estas cosas viene la ira de Dios sobre los hijos de desobediencia.» (Efesios 5:6)