Como sabemos los que leemos la Biblia, satanás vino para matar, robar y destruir. Para hacerlo, tiene que engañar al ser humano.
Desde que Dios creó al hombre, satanás ha estado trabajando para distorsionar su Palabra. Todos conocemos el pasaje que nos cuenta que «mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.» (Génesis 2:16-17)
En el capítulo 3 vemos que satanás, interactuando con Eva, alude a esta orden y dice: «No moriréis». Cuando se atreve a tentar al mismo Dios hecho hombre, Jesús, vemos que sigue con la práctica de distorsionar lo que dicen las Escrituras.
Con tal de engañarnos también, tuerce las palabras que usamos, para cambiarles el sentido e inducirnos a error.
Quiero ocuparme hoy de tres palabras importantes:
- El término PROTESTANTE surgió cuando Martín Lutero, un monje de la religión católica, agobiado por sus pecados, estudió la Biblia y descubrió que el perdón de pecados no venía por las obras que el ser humano pueda hacer, sino por la gracia de Dios. (Efesios 2:9)
Enfadado con la escandalosa venta de bulas y otras prácticas que ocurrían en su época, escribió las famosas 95 tesis y las clavó en la puerta de la iglesia de Wittenberg.
A partir de ahí, aquellos que estaban de acuerdo con lo planteado por Lutero pasaron a ser conocidos como «PROTESTANTES», porque protestaban contra el sistema religioso católico, el cual consideraban desviado de la Biblia.
Pero es importante resaltar que ni Lutero propuso una escisión o una religión nueva, ni lo hicieron los que coincidían con su forma de pensar. A ese movimiento se le llamó «reforma protestante» porque los católicos, como Lutero, que descubrieron que la salvación venía por la gracia de Dios, protestaron para que se reformara la religión católica. La cúpula de la religión católica fue la que los apartó y persiguió. Es decir, los originales «protestantes» eran católico-romanos.
Así las cosas, se llega al absurdo de crear el término «IGLESIA PROTESTANTE», aunque Jesús nunca haya fundado ninguna «iglesia» protestante.
- Otra palabra que quiero tratar es EVANGÉLICA, para definir una supuesta «IGLESIA EVANGÉLICA»
Básicamente, el término se usa para definir a un grupo de personas que predican el Evangelio, en cumplimiento a lo que mandó hacer Jesús: «Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.» (Marcos 16:15)
Las personas que se identifican con ese propósito, ingenuamente han aceptado el término «EVANGÉLICOS» para auto definirse, sin darse cuenta que Jesús no fundó una «iglesia» evangélica.
Las personas que aceptaron estas definiciones han aceptado la mentira de que, tanto PROTESTANTE como EVANGÉLICO, sirven para definir a la Iglesia de Cristo.
Pero ESO NO ES ASÍ, ROTUNDAMENTE. Hablemos de la tercera palabra.
- Se trata de la palabra CRISTIANO.
La Biblia define ciertas palabras clave y no hace falta ni siquiera un diccionario para entender cómo define Dios algunas cosas.
En Hechos 11:26, leemos: «Y se congregaron allí todo un año con la iglesia, y enseñaron a mucha gente; y a los discípulos se les llamó cristianos por primera vez en Antioquía.»
Si a los discípulos se les llamó cristianos cuando enseñaban la Palabra en Antioquía, veamos qué es un discípulo, según la definición del mismo Señor de la ÚNICA Iglesia: Jesús.
«Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos.» (Juan 8:31)
«En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos.» (Juan 15:8)
Este versículo está en el contexto que explica que para dar frutos tenemos que permanecer EN Jesús. Es decir, unidos a Él y haciendo lo que Él hace. Dice además, que el que no da frutos es arrancado y echado fuera, donde arde el fuego (¿infierno?).
Por lo tanto, el cristiano es aquel que es discípulo de Cristo, y no se puede ser discípulo si no se permanece en Él y en Su Palabra. Y menos aun si no se estudia Su Palabra y no la pone por obra.
Jesús no es polígamo y no está casado con varias iglesias: protestante, católica, ortodoxa, anglicana o evangélica. Jesús tiene UNA sola Iglesia y Él mismo la definió, estableciendo quiénes y cómo son sus discípulos.
Concluimos, por lo tanto, que no adelanta con decir «soy cristiano», porque alguien es cristiano o no lo es. Las etiquetas no valen para nada.
Dios dice en Su Palabra que tiene siempre un remanente que permanece. Podemos, pues, concluir que LA verdadera y única IGLESIA DE CRISTO siempre ha existido.
Sabemos que Él no habita en templos hechos por el hombre, sino en el interior de Sus discípulos.
Así pues, no aceptemos que nos pongan etiquetas que no tienen nada que ver con ser CRISTIANOS.
No somos PROTESTANTES ni EVANGÉLICOS. Si permanecemos en Cristo y damos frutos que glorifican al Padre, SOMOS CRISTIANOS. Los que no lo hagan, por mucho que pertenezcan a clubes religiosos que se denominen a sí mismos una u otra cosa, no serán cristianos y, según dice Jesús, el Señor de LA Iglesia, serán arrojados al lago de fuego.
Seamos verdaderos cristianos para que podamos un día tener el placer de oír lo siguiente de boca del Señor Jesús: «Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.» (Mateo 25:21)