Texto y contexto
Probablemente el error más común a la hora de entender la Biblia, sea interpretar el texto sin considerar el contexto.
Como ya vimos en un trabajo anterior, el no considerar el contexto de Mateo 24, ha hecho con que muchísimos pierdan la fe en el arrebatamiento de la Iglesia antes de la Gran Tribulación.
Mateo 25 sigue con la explicación que dio el Señor Jesús en el capítulo 24 y, por no considerar el contexto, ese pasaje también es objeto de una mala interpretación, lo que lleva a minar la fe de las personas.
En cincuenta años nunca he visto a nadie que ubicara a las vírgenes de Mateo 25 en el contexto Bíblico. Simplemente se considera a esas vírgenes como la Iglesia y todos lo aceptan sin discutir.
Pero en este trabajo veremos evidencias que nos muestran que esa interpretación es un error más de lo que llamo “Iglesiocentrismo”. Es decir, poner a la Iglesia en el centro de todo, olvidando que el centro de todo es Cristo, por Quién y para Quién todo fue hecho.
¿Novio o esposo?
En el versículo 1 leemos que las vírgenes salieron a recibir al “ESPOSO”, según la traducción Reina Valera 1960 y otras.
En algunas traducciones se usa la palabra novio.
Consultando el diccionario de Griego, vemos que ambas palabras se usan para traducir numfíos, Strong 3566.
¿Cómo saber si el que viene es el novio, antes de la boda o el esposo, después de haber consumado la unión con la novia?
Vayamos al contexto para la respuesta.
Esponsales, boda, y fiesta o banquete
Según el Manual de Usos y Costumbres de los Tiempos Bíblicos, había tres fases en la unión entre un hombre y una mujer. No nos vamos a detener en los detalles por no alargar el vídeo.
Primero ocurrían los esponsales, que era lo que hoy día se conoce como la petición de mano de la novia.
Llegado el momento de la boda, cuya fecha era determinada por el padre del novio, éste iba, acompañado de su amigo que había cuidado de la preparación de la novia y de sus compañeros, a la casa de la novia, a buscarla para traerla a la casa del padre para vivir con él para siempre.
En la casa del padre, el novio había construido una habitación para ellos solos. Ese era conocido como el tálamo o la cámara nupcial.
Terminada la fase de intimidad de los ya esposos, salían juntos para la fiesta del banquete de celebración.
En ese momento, un grupo de jóvenes vírgenes salía al encuentro de los esposos, portando lámparas de aceite encendidas, a fin de guiarlos a la fiesta y anunciar así su llegada.
Habitualmente esa corte era constituida por diez jóvenes.
La unión matrimonial en sí
Si vamos a Génesis 24:67, veremos la culminación del matrimonio de Isaac y Rebeca.
Retrocediendo un poco, vemos que Abraham manda a su mayordomo a buscarle esposa al hijo Isaac y éste se va a la parentela de Abraham, encontrando a Rebeca, según Dios le había guiado.
El mayordomo se encarga de regalar a la novia todo lo necesario para que estuviera perfecta para el matrimonio y la trae a Isaac.
Al verla, de lejos, dice la Biblia que “la trajo Isaac a la tienda de su madre Sara, y tomó a Rebeca por mujer, y la amó”. Es decir, en la intimidad de esa habitación consumaron el matrimonio.
Otra pareja famosa hizo lo mismo. Al ver Adán la mujer que Dios había creado para él, “Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada Varona, porque del varón fue tomada.
Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.”
En Mateo 24:1 vemos que, aclarada la duda sobre la procedencia del hijo de Miriam, José reacciona de la siguiente forma: “Y despertando José del sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado, y recibió a su mujer.
Pero no la conoció hasta que dio a luz a su hijo primogénito; y le puso por nombre JESÚS.”
Notemos dos cosas importantes: la recibió, así como hicieron Adán e Isaac. Luego menciona la Biblia que “no la conoció hasta que dio a luz”. Esto era importante para que hubiera la certeza de que el bebé que ella traía en el vientre había sido engendrado por el Espíritu Santo.
Es decir, la boda en sí, según la Biblia, consiste en que el novio reciba a la novia y tenga intimidad con ella, iniciando así sus vidas de casados o esposos. En el caso de José y Miriam, tuvieron que esperar en cuanto a la intimidad por lo que se ha explicado.
Sin sacerdotes ni ceremonias religiosas
En estos ejemplos vemos algo muy interesante: Dios NUNCA delegó Su exclusiva potestad para hacer de un hombre y una mujer una sola carne.
Por lo tanto, si queremos formalizar la unión entre novio y novia ante un líder religioso, la Biblia no dice nada en contra. Pero deberíamos pensarlo muy bien antes de hacerlo, ya que podríamos estar poniendo a un ser humano en lugar de Dios y eso es siempre terreno delicado.
El matrimonio Bíblico es una cuestión entre Dios, un hombre y una mujer. Todo lo demás, son añadidos humanos, que siempre traen problemas.
Esa fase de intimidad de los esposos suele durar siete días, durante los cuales la esposa no aparece en público.
La fiesta del banquete
Terminado ese tiempo de intimidad, los ya esposos, son guiados por la corte de vírgenes con sus lámparas hasta el lugar del banquete, donde los invitados, engalanados con sus mejores ropas, reciben a ambos y se sientan a la mesa del banquete.
Si nos fijamos, en la fiesta celebrada en Canaán, en la cual estuvo presente Jesús, veremos que Jesús estaba en la fiesta del banquete, pero no celebró ninguna ceremonia. Claramente estaban comiendo y bebiendo solamente.
La invocación de Joel
En el libro de Joel, capítulo 2, leemos sobre el día del Señor, o también conocido como la “segunda venida” de Cristo.
En el versículo 16 leemos: “Reunid al pueblo, santificad la reunión, juntad a los ancianos, congregad a los niños y a los que maman, salga de su cámara el novio, y de su tálamo la novia.»
En la descripción previa, vemos que es un día terrible y afecta a todos los moradores de la Tierra. Coincide totalmente con la descripción dada por Zacarías, capítulo 14 y Apocalipsis 19.
Fijémonos que en ese versículo 16 de Joel 2, hay una invocación para congregar a TODO el pueblo de Israel y se llama al novio y a la novia para que salgan de la cámara nupcial. Es decir, que, terminado el periodo de la angustia de Jacob y llegado el momento de la tan ansiada venida del Mesías, Israel se reúne para recibir a los esposos.
La traducción Bíblica “La Palabra”, dice: “salga de la alcoba el esposo y la esposa de su lecho nupcial.”
La Nueva Versión Internacional en castellano dice: “Que salga de su alcoba el recién casado, y la recién casada de su cámara nupcial.”
Hay varias otras traducciones que se refieren a lo mismo: los que están siendo invocados en Joel 2, para el cumplimiento de la venida visible del Mesías al final de la angustia de Jacob, o segunda venida, es un ESPOSO ya casado, que viene acompañado de la esposa. 7:27
Ese es el contexto de Mateo 25, cuando las vírgenes salen a recibir a los esposos recién casados.
Considerando por lo tanto el contexto Bíblico, vemos que las vírgenes mencionadas en Mateo 25 no son la novia del Cordero, sino las que guían al cortejo nupcial a la fiesta del banquete. Vemos también que esas vírgenes son procedentes del pueblo de Israel, que espera al Mesías y lo recibe al final de la angustia de Jacob, o Gran Tribulación, según se desprende de todo el capítulo 2 de Joel.
La promesa a la novia
La promesa más querida de la novia es lo que le dijo el Novio en Juan 14:2-3: “En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis.”
Fijémonos que en este texto el Novio dice que va a preparar lugar en la morada del Padre, el tercer cielo, para luego tomar a la novia para sí. Eso es la descripción de la unión matrimonial que describimos antes, donde el Novio recibe a la novia y así la hace su esposa, consumando el matrimonio.
Por lo tanto, la Iglesia, que es la novia de Cristo, será arrebatada para Él a cualquier momento. Será transformada en un abrir y cerrar de ojos, tras ser ascendida a las nubes, y luego llevada a la morada del Padre. Solo a la novia fue prometido ir a morar en el cielo.
Después, al pasar los siete días de intimidad, que son los siete años de la Gran Tribulación, ambos van a ser recibidos por los invitados del banquete y para ello serán guiados por las vírgenes con las lámparas encendidas. Por eso ese momento está descrito en Mateo 25, donde se describe la venida gloriosa del Señor Jesús a la Tierra, de forma visible.
A Israel se le prometió reinar en la Tierra cuando vuelva el Mesías para su reinado milenial, que es inaugurado en el banquete, cuyos invitados son el pueblo de Israel que esté esperando al Mesías, de acuerdo a Joel 2:16.