Según estadísticas de Oxfam, las 80 personas más ricas de este mundo poseen más riquezas que los 3.500 millones de personas más pobres. En 2014, el 1% más rico poseía el 48% de la riqueza mundial. No hay que ser profeta para saber que eso hará estallar un conflicto de proporciones gigantescas.
En el libro de Mateo, capítulo 24, el Señor Jesús responde a Sus discípulos que le preguntaron qué señales habría de Su venida. Da entonces una serie de señales, y en el versículo 8 dice que esas señales serán principio de dolores. Es decir, son algo previo que anuncia que lo demás viene pronto.
Por lo tanto, lo que hoy día estamos viendo en el mundo, es una muestra de lo que vendrá en el momento que se conoce como la «gran tribulación». La Biblia lo define como un tiempo de sufrimiento, como nunca antes se ha visto en la humanidad.
Si vamos luego al libro de Apocalipsis, en el capítulo 6 vemos que el Señor Jesús empieza a abrir los sellos y a desatar la ira de Dios.
En el versículo 15 se nos dice que cuando se abre el sexto sello, «los reyes de la tierra, y los grandes, los ricos, los capitanes, los poderosos, y todo siervo y todo libre, se escondieron en las cuevas y entre las peñas de los montes; y decían a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro de aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero; porque el gran día de su ira ha llegado; ¿y quién podrá sostenerse en pie?»
Pues bien, eso ya está empezando a pasar.
En 2008 la élite mundial hizo estallar la burbuja inmobiliaria, que causó una cascada de quiebras económicas a nivel mundial, las cuales desembocaron en más pobreza, desesperación y diferencias sociales.
Sin duda fue un movimiento para empobrecer a las personas comunes y esclavizarlas, sumergiéndolas en deudas, robándoles sus viviendas y luego esclavizándolas a cambio de sueldos inhumanos.
Todo ello estaba profetizado por Isaías: «¡Ay de los que juntan casa a casa, y añaden heredad a heredad hasta ocuparlo todo! ¿Habitaréis vosotros solos en medio de la tierra?» (Isaías 5:8)
Evidentemente, eso va encaminado a provocar un caos absoluto, desde el cual el Nuevo Orden Mundial justificará las medidas de represión social, para alcanzar el control de toda la población de la Tierra. Esa fase de provocación a la población es la que estamos viviendo ahora. Por eso también, se han aprobado en todo el mundo leyes como la que en España se llama «Ley de Seguridad Ciudadana», que no es más que una ley tremendamente represora, que haría envidia al caudillo fascista que hubo en este país.
Pero veamos qué más dice Isaías al respecto: «Ha llegado a mis oídos de parte de Jehová de los ejércitos, que las muchas casas han de quedar asoladas, sin morador las grandes y hermosas.» (Isaías 5:9)
El pasado 26 de enero de 2015, el periódico Mirror publicó una noticia, que decía que los súper ricos se están comprando fincas y preparando rutas aéreas en sitios remotos, para salvaguardarse de las iras populares, cuando estallen los conflictos en las ciudades.
Conflictos como los de Londres o Ferguson, USA, son sólo una muestra incipiente del caos que estallará en todos los países, en especial en grandes ciudades, resultado de la desesperación de ciudadanos que ven cómo sus hijos se mueren de hambre, mientras que indecentes gobiernos vendidos a los banqueros y otros especímenes del Nuevo Orden Mundial roban al pueblo impunemente.
Por ello, vislumbramos ya cómo será cuando se abra el sexto sello: los ricos y poderosos huirán y se esconderán en búnqueres para escapar de la ira. Sus ricas mansiones quedarán vacías y serán asoladas, como le dijo el Señor a Isaías hace 2.600 años.
Palabra a palabra, letra a letra, la Biblia se va cumpliendo. Si la leemos atentamente, veremos que el tiempo del hombre en la Tierra, tal como ha sido hasta hoy, se está terminando rápidamente.
Dios dio al hombre un tiempo para que se arrepienta de sus pecados y se vuelva a Él. El ser humano ha estado haciendo justo lo contrario: cada vez desafía más a Dios, mostrando irreverencia y falta de temor. Eso también nos muestra el final de los tiempos. (2 Pedro 3:3 y Judas 1:8)
La buena noticia es que Dios ha dado a cada ser humano el libre albedrío. Eso quiere decir que el arrepentimiento es individual. Si nunca te has arrepentido ante Dios por tus pecados, puedes hacerlo, pero debes hacerlo pronto, porque queda muy poco tiempo.
Si ya lo has hecho, no pierdas tiempo con distracciones y predica el Evangelio para que otros puedan entrar en el Reino de Dios. Pero hazlo pronto, porque queda muy poco tiempo.
«Ciertamente vengo en breve.», dice el Señor Jesús (Apocalipsis 22:20)